martes, 9 de marzo de 2010

El hombre y el ángel de los anhelos

Un día, nostálgico un hombre solitario contemplaba mil estrellas perfectamente colocadas por el creador, cada noche él le pedía a cada una de ellas un ser que fuera capaz de entender su vida y despejar las tinieblas de la triste soledad, pero las estrellas no respondían...

Ideó una forma de llamar su atención y a cada una de ellas le escribió mil poemas referentes al amor, a la luna y el sol, y cada poema iba acompañado de un millón de rosas de todos los colores del arcoíris, y de los aromas del más bello jardín de montaña. Los poemas y las rosas los envió en un globo adornado pintado de amarilla alegría, al ver esto las estrellas, que no podían conceder un deseo tan grande y místico como el poner en su vida un ser con tales características, optaron por arrojar pedazos de ellas mismas que resplandecían bajo el manantial de lluvia que se posa fresco y libre por el campo verde, la lluvia de estrellas fue tan magna que el verde campo era un reflejo del cielo pintado por dioses, cada estrella le había dado lo mejor de sí y dejaron de brillar un poco, el hombre triste y feliz por ver ese espectáculo sentía nostalgia por su terrible soledad en la tierra del buen señor.

Una mañana sonriente y consentida, como las que salen en el horizonte pensando en mil razones para hacerte sonreír, el hombre llevo sus pasos hacia cada trozo de estrella que estaba en el piso, y cada pedazo lo recogió y lo guardo en un cofre adornado con la figura de un ser frágil y armónico conocido como ángel, el cofre era azul como los ojos de un bello sueño que se perdió de la cabeza de un ingenuo caminante, y tenía una inscripción bajo aquel ángel que decía: aquí van los anhelos pero no muchos porque me muero, tampoco pocos porque me muero.

El hombre recogió toda una lluvia de estrellas y la guardó trozo por trozo en el cofre esperando poco por su desaliento y decepción, tras el arduo trabajo de recoger cada pedazo de estrella del verde prado el hombre se recostó y durmió muchos años para olvidar su pena, tras los años que pasaron las estrellas en el cofre le dieron vida al ángel de los anhelos y con una cálida caricia levanto a aquel hombre del sueño en el que andaba, lo dotó de alas y lo llevó a volar por el cielo azul y sus nubes color algodón y juntos solamente volaron por la vida jugando a ser espíritus del cielo, tanto jugaron que celestiales se volvieron... Y hoy mientras voy admirando el cielo azul, libre veo la silueta de dos ángeles tomados de la mano y navegando allí arriba, en ese momento pienso que tu me dotaste de alas y me llevaste a volar,  en sueños besas mis labios y todo se pierde momentáneamente, me recuesto en la ventana admirando de nuevo a los ángeles del cielo por traer a mis sueños a una mujer bañada por las estrellas....